Dime quién estuvo allí cuando aquella niña moría deseando la muerte más cruel, gritando una y otra vez lo mucho que añoraba no tener conciencia y vivir en una burbuja a prueba de balas.
Ahora apareces como viento que se lleva la niebla y aclara la visión del mundo, limpia el aire, limpia mi alma, limpia mi corazón y sana mis heridas.
Hacía tanta falta en mi algo que inundase lo que más odiaba tener, siendo por este orden: recuerdos, dolor y temor.
Atrás quedó aquella que ni con ojos abiertos dejaba de ver un oscuro horizonte, atrás quedó la niña dulce que odiaba por dentro y mataba con puñales de rencor.
No dejo de ser alguien que pertenece al lado temido de las personas en cualquier historia, solo dejo de pertenecer a los que aún lloran tras un día de fracasos porque después de un día sigue otro y, ¿si el tiempo decide cuando parar porque debo de ser yo quien este todo el rato pensando en ello?
sábado, 15 de marzo de 2014
Pensar mientras descubres el destino de un viaje de vida.
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