Nadie nunca dijo que las sonrisas fueran fáciles de sacar cuando tu alma, muerta de desolación, tristeza, agonía y sufrimiento, intenta seguir el camino.
La lluvia de piedras caerá, pues el dolor nunca se borra y, dejando un rastro de lágrimas de sangre, la buscarán pensando que está herida, pero no, solo sufre como todos los mortales cuando su mala conciencia les puede, haciendo de ellos ríos de seres inertes de alma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario