Sabiendo no saber ser un buen ser.

Agora cuenta das tú de tu avaricia como ser del inframundo, las llamas consumen tu alma cual fuego sonrisas, el dolor consume tu vida cual quemadura la piel.
A sabiendas de tus actos continuas realizando aquello que no se debe hacer, pues la mentira es una bomba y nunca se para hasta explotar.
En tus manos y pies se encuentra el pecado del mal, el camino de injusticias, el sentimiento de sufrimiento a través de la paz.
Has llegado ya a no saber como ser un buen ser, te consumiste en venganza sabiendo que, así, te alejas del horizonte del ser deseoso de saber, de seguir viendo esa luz invisible que dicen que hay al final de un tunel que nadie nunca vio, pero ya no hay vuelta atrás, tú decidiste descender y entre llamas vivirás hasta que el fuego cenizas haga tu frágil cuerpo y sin lágrimas ya de dolor, de miedo por morir, terminarás tu camino de vida.

La fragancia de un buen vuelo gris.

¿Te diste de cuenta ya que aquello que tu amas se convierte en polvo cuando no es tan bonito como pinta el mundo? No siempre la mejor historia es la que contiene un final feliz, a veces, más bien siempre, la que más salpica de gris tu mundo hostil es la más real. Pero desesperados por una fragancia de perfección, en un mundo descuidado y sucio de alma, las risas se os acumulan en el cajón de la desolación, muertas ya para aquel que buscó lo material en un vuelo gris.
Las risas, aquí, no son más que blancas y negras sensaciones proporcionadas desde antaño por el dolor, la agonía y el sufrimiento.
Nuestra felicidad es, existencialmente, una escala de grises, la vuestra solo vulgar optimismo de color "falsas esperanzas".