
Sentía tus labios por mi cuello, por mi pecho y finalmente por mi vientre, yo repetí aquel trayecto pero esta vez yo baje hasta donde allí quise, haciendo que no solo yo disfrutara del momento.
No eran más de las 9 y media cuando se me ocurrió la estúpida idea de preguntarte algo.
+ Amor... tú... ¿me quieres?
+Cielo - Suspiró. - Sinceramente me molesta la pregunta y no quiero ser cursi pero no hay cosa mejor que tú en este mundo. Te amo. Y, ¿sabes? tal vez nuestra relación no sea perfecta pero eso no significa que no seas la persona más especial del universo para mí.
Tras una larga explicación a una pregunta que no debería haber salido de mi boca volví a sentir tus labios esta vez en la parte izquierda de mi cuello y después de un suave mordisco un escalofrío me recorrió de pies a cabeza haciendo cada vez mas íntimo el momento.
El aire comenzaba a calentarse, tu piel se encontraba cada vez más cerca de mi hasta que un grito de éxtasis corto el silencio e hizo que volviera a sentirte dentro, muy dentro de mí y tras suaves y a la vez cariñosos movimientos nuestros cuerpos formaron, una vez más, una perfecta sinfonía de esas que jamás salen de la mente.