Junto las manos y no puedo tocar, no debo tocar el aire que me da la vida, no puedo abastecer mi alma de otra cosa que no sea aire de ira, de miedos, de arrogancia.
Cierro la boca y no puedo sentir, no debo
comer de tus labios de falsa miel, tus labios de ángel caído que me
arrastra sin más sentido que la diversión.
Me tapo los oídos para no poder, no deber escuchar los gritos de
aquellos que llaman entre las llamas de lo que ya no se puede recuperar.
Abro los ojos y no puedo ver, no debo ver lo que tengo delante, no puedo ver la muerte, no debo ver lo inerte.
Y al final, me planteo mi situación aquí las mazmorras del infierno. Después, me doy cuenta de que mi sitio está aún más abajo.
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